El mundo se acaba rápido cuando no hay adónde ir

Hasta que mi boca no diga nada más que sangre
Hasta que se someta la mente al vacío del aire
Hasta que no haya más que penumbras
Hasta que las manos dejen de mostrar vanas ostentaciones
Hasta allá dónde no llegaré a ver nunca
Mis ojos apretados y en un minuto abiertos
Los mirarán a ellos buscando preguntas
Rescatar del olvido divino los destinos humanos
Mientras tanto, las cadenas musculares pugnan por mantener mi cabeza sobre los hombros, el torso erguido, la articulación de la cadera con las piernas y ellas con los pies aseguran un deslizarse por el mundo. Mientras tanto, la gravedad a favor irrumpe a cada paso seguro.

El mundo se acaba rápido cuando no hay adónde ir.

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