Después de dar vueltas
el mareo consume al cuerpo
no sabemos qué hacer
y la sangre se derrite

y las marionetas alrededor discuten

ya percibo la sirena y la manta y el castigo

y más tarde se trabaja en el delirio

ya percibo tus caricias que reaniman

otros cadáveres
ya no sienten:
la alucinación promiscua
el saber soberbio
los caballeros pretenciosos
las muñequitas enlatadas
todos los vos y yo del mundo

ya se suman las goteras de una casa en penumbras
los sabores de la ansiedad en las comisuras de los labios
el ojo que desvaría sin ancla en una pared rugosa
los olores rancios más allá del entendimiento.

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